La primera plataforma RegTech de Latinoamérica ha sabido adaptarse a la constante innovación de los últimos años. Clave ha sido su experiencia en el desarrollo de proyectos de tecnología regulatoria y programas de cumplimiento enfocados en las necesidades de sus clientes. Su Ceo, Adolfo Silva Walbaum, nos habla de cómo buscan “ser parte del cambio real de la revolución digital”.
A casi cuatro años del lanzamiento oficial de Contraloría Privada –la primera plataforma RegTech de Latinoamérica–, la innovación no se detuvo y se aceleraron las formas de hacer negocios, al igual que la manera en que las empresas interactúan entre ellas o con sus clientes. Todo ello en medio de marcos regulatorios y legales que no se caracterizan por su rápida adaptación a estos cambios tecnológicos, aunque en el ámbito jurídico sus normas son constantemente modificadas.
De este proceso, pandemia de covid de por medio, no quedó ajena esta empresa chilena especializada en servicios legales alternativos. Si bien uno de los objetivos iniciales de Contraloría Privada era gestionar el tiempo de respuesta de los organismos públicos en el ámbito regulatorio, rápidamente se alineó con estas nuevas demandas tecnológicas de distintos sectores económicos.
Lo pudo hacer de la mano de su equipo de abogados expertos en compliance. Y gracias a su experiencia en el desarrollo de proyectos de tecnología regulatoria, además de ofrecer programas de cumplimiento normativo adaptados a las necesidades específicas de las empresas clientes.
“Como en la pandemia no se generaban permisos de nada por las cuarentenas, no podíamos hacer seguimientos o gestiones de procesos regulatorios del sector público. Esto nos llevó a pensar en otras formas de aplicar nuestras soluciones tecnológicas. Nos reunimos con los socios fundadores y decidimos abrirnos a campos del ámbito privado. Rápidamente empezamos a sumar clientes del sector tecnológico y a asociarnos con empresas que crean servicios especializados en esta área”, cuenta Adolfo Silva Walbaum, CEO de Contraloría Privada.
En ese marco, en junio de este año, para fortalecer y promover el cumplimiento normativo de las empresas, concretaron una alianza estratégica con Snap Compliance, plataforma tecnológica especializada en cumplimiento y gestión de riesgos.
“Esta alianza con Snap nos ha permitido desarrollar una línea importante de negocios en las áreas de la tecnología, el derecho y la regulación, con el soporte de un tercero especializado, como siempre estuvo pensado”, explica Silva.
–Cuando partieron, señaló que Contraloría Privada esperaba ser un aporte al mercado legal del siglo XXI y ser parte del cambio real de la revolución digital. ¿Ese impulso sigue?
“Hemos sido persistentes con esa idea inicial, con todas las adversidades que conlleva. Esto también implica aprender en el proceso. Finalmente, lo que buscamos es proveer un servicio jurídico de una manera distinta. De hecho, nosotros nos organizamos como empresa, no como estudio jurídico. De esta manera, podemos generar estas alianzas con otras compañías y potenciar nuestra plataforma. Y no tenemos ningún problema en considerar que el servicio jurídico incluso pueda ser estandarizada en algunos puntos”.
–¿Cómo así?
“Cuando recurres a un servicio jurídico o estudio, es como si fueras a contratar a un pintor. Entre más pergaminos tiene más caro cobra. Nosotros tenemos una mirada distinta: proveemos un servicio, a través de nuestras soluciones tecnológicas, pensando para que sea eficiente, de bajo costo, muy apalancado a la tecnología, y poder estandarizar lo que se pueda. Pero sin que ello quite el criterio experto. Es encontrar un aliado en la tecnología, no lo vemos como una amenaza. Los abogados generalmente son formados para prestar un servicio o asesoría, de acuerdo con su percepción y/o conocimiento de las cosas. Es distinto cuando empiezas a trabajar con tecnología, porque de alguna manera puedes automatizar procesos y ya no queda puramente entregado a la experiencia de un abogado. Eso es parte de la línea que nosotros siempre hemos desarrollado”.
–¿Qué servicios ofrecen actualmente?
“Con Snap desarrollamos una metodología que denominamos Tech&Law, que la estamos patentando, la cual unifica la parte legal con la tecnológica. Tiene 4 pasos que aplicamos a una empresa cliente: Evaluación de riesgos con base tecnológica (consiste en un mapeo digital de riesgos a partir del uso de software especializado); Determinación de riesgos legales por área; Establecimiento de plan de acción a la medida de cada cliente (según su rubro, tamaño y área de la compañía); y, por último, Supervisión y Vigilancia, ya que el software permite contar con un monitoreo continuo de los riesgos legales. Esto, para que nuestros clientes puedan tener la tranquilidad de que contarán con las alertas legales oportunas para hacer frente a cualquier otra nueva modificación normativa que se produzca en el futuro”.
–Sus clientes abarcan distintos sectores económicos: inmobiliarias, aseguradoras, universidades. ¿Qué buscan sus clientes? ¿Hay un patrón común?
“Hay un gran factor común que es compliance, esa es la gran diferencia. Tenemos desarrollos tecnológicos que ayudan en esa línea. Por ejemplo, tenemos automotoras de clientes, que le ofrecemos el servicio tech&law, porque están obligadas a cumplir con una serie de normativas de la Unidad de Análisis Financiero. Nuestro software les ayuda al desarrollo de la lista de personas expuestas o detectar operaciones con partes relacionadas. En cuanto a la parte law, les ofrecemos toda nuestra experiencia para poder generar los manuales y las capacitaciones. Entonces es un mix. A diferencia de los abogados tradicionales, con más o menos pergaminos, nosotros lo que ofrecemos es diferente. Ofrecemos los dos servicios integrados, tech and law. Tampoco tenemos el sistema de facturación por hora que tienen los estudios jurídicos, sino que cobramos por proyecto y razonamos como proyecto, y con cumplimientos de plazos”.
¿Cómo impactan estos servicios de Contraloría Privada al interior de las empresas que asesoran? “Las empresas cambian. Algunas tienen pocas estructuras preventivas. Cuando entramos, partimos con apoyo y asesoría. Desde ese momento, se empiezan a crear necesidades y, a su vez, las empresas también se empiezan a ordenar. Al final, terminamos relacionándonos con las áreas de comunicaciones, operaciones, recursos humanos; o con el Gobierno Corporativo, que también está vinculado con remuneraciones y con las otras áreas de la organización. Todo ello, apalancados con la tecnología, con el objetivo ayudar a generar cultura de cumplimiento en la empresa”.
–¿Cuál es su proyección en Chile a mediano y largo plazo?
“Por lo pronto, consolidar el modelo tech&law con las líneas que tenemos y las proyectadas, relacionadas con las tres áreas de negocios que ofrecemos a nuestros clientes: delitos económicos, para lo cual metimos la norma actualizada y sus más de 200 delitos, en nuestro software; los criterios Enviromental, Social and Governance (ESG), relacionados con sostenibilidad y sustentabilidad, y las WAF (Web Application Firewall). Nos interesa que la metodología quede bien instalada. Dentro de los planes de expansión de corto plazo de la metodología tech&law, además, se encuentra previsto una línea específica para Fintech, la cual esperamos lanzar a inicios del 2024”.
–¿Y la posibilidad de crecer en la región?
“Lo tenemos previsto, pero poco a poco. Ya contamos con posibilidades a través de nuestra alianza con Snap Compliance, el cual es un modelo absolutamente replicable”.
RECUADRO: Fintech Partners
Contraloría Privada en enero de este año ingresó al programa “fintech partners” de FinteChile para impulsar la tecnología financiera. El objetivo del programa es permitir que los proveedores estratégicos de la industria puedan ser parte de diversas instancias colaborativas, generando nuevos negocios para las diversas empresas y startups de la Asociación. En ese marco, ofrece dos líneas de productos:
–Asesoría legal en identidad, firma digital y compliance que se ofrece de la mano de la empresa de tecnología Solem, mediante su servicio CkeckID, altamente especializado y customizado para las materias digitales, y que incluye cápsulas de inducción, atención telefónica y revisión de documentos de la empresa. –Legal design que permite a las empresas del sector rediseñar y hacer más amigables sus documentos legales (términos y condiciones, tratamiento de datos, reglamentos, contratos, etc) a través de la aplicación de los principios del design thinking y con alta calidad jurídica, reduciendo la fricción de sus clientes. Esto, en convenio con la firma colombiana Lexia Abogados, pioneros del legal design en LatAm.