Miguel Lavalle, Director de Desarrollo de Negocios de Citi Banamex resalta la esencia del Open Banking e indica cómo este enfoque permite a instituciones acceder a esta información para ofrecer servicios personalizados y mejorar la experiencia del usuario.
En medio de un cambiante panorama financiero, Citi Banamex está marcando un camino audaz hacia el futuro con su enfoque en el Open Banking. De acuerdo a la institución, que cuenta con más de 12 millones de clientes, este enfoque innovador busca transformar la manera en que interactúan con sus amplias bases de clientes.
En exclusiva para Digital Trends, Miguel Lavalle, Líder del equipo de Desarrollo de Negocios de la entidad y uno de los principales referentes de Open Finance en México, brindó información sobre los avances y enfoques estratégicos de la institución.
¿Qué están haciendo en Citi Banamex, qué equipos tienen y hacia dónde se están enfocando?
Yo soy líder de una parte de desarrollo de negocios, que es el equipo de banca abierta, en donde tenemos un grupo de varias personas enfocadas en construir todo el ecosistema y la infraestructura necesaria para la siguiente etapa de la banca abierta. Empujando un poco los temas, yendo a conferencias e involucrándonos en la agenda política para tratar de avanzar más rápido este tema de la banca abierta, que al final nos beneficia, tanto a las instituciones como a los clientes principales.
¿Cómo ha sido la implementación del open banking por parte de Citi Banamex?
Creo que con la Ley Fintech y con la primera parte de la regulación del Open Banking, se avanzó muchísimo. Hubo un requerimiento por parte de los reguladores, de empezar a poner datos abiertos, en específico, data de cajeros automáticos. Y nos los tomamos muy en serio, no nada más para ofrecer este servicio regulatorio, sino también para construir las bases y los fundamentos que necesitamos para entrar de lleno a la banca abierta.
¿Y qué es esto? Pues: tener la infraestructura necesaria para poder hacer las respuestas en el tiempo que nos pide la regulación, tener los sistemas necesarios para poder compartir o recibir información de externos y en eso estamos. Estamos formando los cimientos para ir a esta fase de Open Banking, donde ya empezamos a construir data y a entregar la que nuestros clientes deseen y que nos den el consentimiento de dar.
¿Qué beneficios ofrece hoy en día el modelo del Open Banking? Sobre todo para las startups y para todos los que estén involucrados en este ecosistema digital.
El gran beneficio del Open Banking es que la data es del cliente. Los bancos que tienen mucho tiempo trabajando con clientes tienen la información de cómo gastan, cuánto dinero reciben y esa data es del cliente.
La ventaja del Open Banking para esas instituciones es que van a poder acceder a esa data y brindar una oferta de valor en base a la misma. Entonces, por ejemplo, si recibes tu nómina en algún banco, lo que va a permitirle a estas fintech y a otros bancos es conocer realmente cuánto estás teniendo de depósitos o de pagos en tus cuentas bancarias.
Si tienes algún crédito, las instituciones podrán conocer qué crédito es, cuánto pagas y se vuelve una información muy valiosa para la banca, porque va a mejorar la oferta de valor hacia los clientes y darle la oportunidad a las fintech y a los bancos de brindar un mejor servicio.
¿Cómo ha impactado la ley Fintech en México? Sobre todo en la implementación del Open Banking, porque hoy en día, sobre todo en países latinoamericanos, está viendo la posibilidad de implementarla y de acceder a este proceso regulatorio. Entonces, ¿cómo ha sido la experiencia para ustedes?
Yo creo que la Ley Fintech maduró demasiado el ecosistema. Había muchas startups con buenos modelos pero con falta de regulación o pocos controles y lo que vino a hacer esta ley fue ponerle los requerimientos para poder competir en un ecosistema, brindándoles seguridad a los clientes.
Nadie quiere poner su dinero en una institución que no tiene controles y que mañana se lo pueden robar y creo que la Ley Fintech justo puso las cartas en la mesa para que todas las instituciones se regularan con un esquema mucho más fácil. Esto yo creo que le da más solidez a los participantes del ecosistema y por otro lado, una parte de la Ley Fintech fue justamente este pequeño capítulo de datos abiertos, donde se empezó a tocar base de cómo iba a ser la banca abierta con este modelo que comento de la información de los cajeros automáticos.
Esto ha dado pie a seguir implementando y se sigue esperando la regulación para la segunda etapa, que ya va a ser la información transaccional y del cliente, la información de la cuenta, sus saldos, etc.
¿Cuáles son los principales desafíos y preocupaciones en torno a la implementación del Open Banking? ¿Cómo están viendo la seguridad y la privacidad de los datos?
Yo creo que ese es el tema del Open Banking. O sea, compartir la data es fácil, es problema es la serie de reglas que tienes que seguir para poder respetar la privacidad de los datos y tener la seguridad de que van a estar guardados de cierta manera y ahí es donde se complica todo, porque hay que establecer normas de inscripción, de datos, normas de cuánto tiempo se van a guardar, cómo va a ser el comportamiento del cliente, cuánto va a durar, cómo el cliente puede dar estos datos o cómo quiere quitarlos en caso de que ya no quiera compartir su información.
Entonces, esa serie de reglas es en donde todos los participantes -como nosotros los bancos, las instituciones Fintech y todos los participantes del ecosistema- tenemos que ponernos de acuerdo en cuáles van a ser las reglas de seguridad y las reglas de consentimiento, sobre todo hoy que tenemos que avanzar en este camino de valor agregado, tanto para los clientes como para las instituciones.
¿Cómo ves el avance y las oportunidades del Open Banking para Latinoamérica?
Yo creo que hay dos caminos: está el camino regulatorio, que básicamente es donde los empleadores de alguna manera lo forzan, y hay otros países que se han autorregulado o han entrado por sí solos al Open Banking.
Yo creo que en Latinoamérica casi ninguno ha cursado por los caminos regulatorios, pero este no fue el caso de México, aquí empezó fuerte el tema de los reguladores y últimamente no ha avanzado como nosotros esperaríamos, estamos empujando para que se acelere.
En Latinoamérica es lo mismo, hay algunos que también están ingresando por el camino regulatorio y otros por el camino de autorregulación. Creo que está en el poder de las instituciones ver los beneficios, tanto para el cliente como para cada una de las instituciones, que al final de cuentas son los que nos interesa a todos como industria.